viernes, 12 de noviembre de 2010


Sorpresa es la palabra que define por estos días a María Isabel Mejía Gómez, caleña de 17 años de edad, quien fue elegida como mejor tiplista del concurso Antioquia le canta a Colombia.
Sorprende que una chica de ciudad, sometida a las influencias de la música comercial internacional, guste de la música colombiana y ejecute un instrumento campesino como el tiple.
Ella, acostumbrada a sorprender, este año participó en la transmisión del Festival ‘Mono Núñez’ por Telepacífico, entrevistando a los concursantes. Y presentó el Cuyabrito de Oro en Armenia, por Telecafé. Eso es mucho a los 17.
¿Por qué ganó a tiplistas más veteranos?
Todavía me lo pregunto. Ese no era mi propósito, pues fui como tiplista acompañante del cantautor caleño Fernando Salazar Wagner. Lo gané y no me pregunte porqué, pues allá van muy buenos tiplistas y yo no creí estar entre los candidatos.
¿Qué influyó en el jurado?
La juventud creo que fue clave. Además, transmito una energía especial al público; siento la música, siento el escenario.
¿Por qué una chica de su generación, citadina, criada en medio de rock, salsa y reguetón, termina tocando tiple?
Yo estudio guitarra y me gustan mucho las músicas comerciales, como la balada y el pop, pero la música colombiana la llevo por dentro, y el tiple es un instrumento que me agrada mucho.
¿Alguien en su casa toca tiple?
Nadie y no tengo herencia musical conocida, por parte de ningún familiar.
La mayor parte de los jóvenes de hoy que escuchan música colombiana cuando niños, después reniegan de ella. ¿A usted por qué sí le gusta?
Porque tuve cercanía y respaldo de mis padres. Cuando comencé a meterme, ellos me dejaron ir a todo.
¿A qué edad tocó por primera vez tiple?
A los 12 años. Vi a alguien tocando y me sentí inquieta. Luego le pedí al Niño Dios. Yo no era como los niños, que esperan un juguete, yo quería un tiple.Creo que me inclinaré por la composición. Es en lo que me veo proyectada, más que en la interpretación. María Isabel Mejía Gómez, tiplista caleña.
¿Empezó como todos, zurrunguiando?
Zurrunguiando, y mal. Pero uno le va ‘cogiendo el tiro’ de alguna manera.
¿Ya lo toca como instrumento melódico?
Todavía no, pero estoy en ese aprendizaje. Acompaño obras vocales y toco instrumentales con unos amigos violinistas.
¿Con cuál tiplista se identifica?
Con uno que me gusta mucho, Fáber Grajales, el acompañante de Juan Consuegra Arellano.
Consuegra mezcla música colombiana con jazz y pop. ¿Es lo que le gusta?
De momento sí, sin dejar de lado lo tradicional. El bambuco me encanta. Cualquiera, pero en este momento estoy ‘encarretada’ con ‘Soy’, un bambuco-caña de Fernando Salazar y Ancízar Castrillón. También amo los pasillos.
¿Y entre los tiplistas tradicionales quién le gusta?
El maestro Lucho Vergara.
¿Y él le enseña trucos y técnicas?
No, pero no por egoísmo, porque es muy especial. Sucede que él me ha visto más cantando que tocando tiple. Por eso no ha habido oportunidad de que me oriente.
¿Cuándo se dará a conocer en el Valle, por ejemplo en el ‘Mono Núñez’?
El año pasado estuve con un violinista en la eliminatoria regional, pero no pasamos. Por lo pronto, tengo el propósito de concursar en obra inédita el año entrante. Puede ser apresurado, pero me gustaría.
¿Y no concursaría como solista de tiple?
Primero tengo que estudiar. Además, la idea no es presentarme de una en Ginebra, sino concursar en otros festivales, que son muy importantes, pero el ‘Mono Núñez’ es el más grande.
Un día deberá escoger entre ser cantante, guitarrista o tiplista.
Eso me han dicho mucho estos días, a raíz del premio. Pero en verdad, creo que me inclinaré por la composición. Es en lo que me veo proyectada, más que en la interpretación. Comencé a componer cuando tenía 15 años y ya he escrito bambucos y pasillos, una guabina; también música comercial, baladas, y además villancicos.

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